Ciberfeminismo y ‘net.art’ son movimientos que tienen algo más en común que haberse desarrollado al amparo de internet. La investigadora Remedios Zafra ha estudiado las interconexiones entre arte, tecnología y género.
De la misma manera que el vínculo mujer artista / mujer feminista ha sido muy frecuente en las últimas décadas, también lo ha sido el interés de las artistas feministas por internet, (y en general por los nuevos medios de comunicación en los que difundir sus reivindicaciones).
Desde el origen del ciberfeminismo, la visión de las artistas ha sido fundamental para el ideario ciberfeminista. Las nuevas posibilidades de trabajo (tanto de producción como de distribución) brindadas por internet permitieron a las artistas la creación de redes autónomas independientes.
Tal vez el aspecto más interesante de la vinculación del trabajo creativo a la lucha política ciberfeminista venga del lado de la nueva responsabilidad de la creatividad en la época contemporánea en relación a la construcción de identidad.
De otro lado, no podemos olvidar que las políticas de producción de identidad vendrían determinadas por las nuevas condiciones para la producción del sujeto en un mundo en red, donde lo que somos es siempre creado y el código produce identidades de usar y tirar. Estas pueden actuar como un importante instrumento, como una eficaz herramienta feminista.
De hecho, la práctica artística de las mujeres a través de las tecnologías desempeña un papel conocido dentro de nuestra cultura actual. Las mujeres artistas han sido pioneras en la producción artística con nuevas tecnologías. En ellas han visto una menor carga simbólica que en las prácticas y técnicas tradicionales.
En este contexto, vamos a establecer una analogía entre el net.art y el ciberfeminismo. No es vana. Ambos orígenes y trayectorias están cargadas de coincidencias.
Ciberfeminismo y ‘net-art’
En primer lugar; un aspecto común sería el gran interés con que los ‘net.artistas’ y las ciberfeministas se enfrentan a la red. Internet como espacio político y como estructura desjerarquizada, compuesta por todos los seres humanos. No obstante, graves dificultades se cernían sobre las luchas políticas a este respecto.
Una de ellas sería el hecho de que los sistemas genealógicos sobre los que se estaba construyendo el ciberespacio seguían (siguen) repitiendo los patrones de intercambio sociosimbólicos patriarcales.
En segundo lugar, los continuos intentos por evitar inscripciones y metodologías propias de una lógica logocéntrica del discurso y, en consecuencia, los constantes rechazos a su autodefinición.
Asimismo, la resistencia a la inscripción desde el net.art tendría mucho que ver con el ciberfeminismo, sobre todo en sus pretensiones políticas. Esta cercanía sugerente y cómplice entre net.art y ciberfeminismo no puede obviar la relación entre algunas de las dificultades de ambos fenómenos. Si del net.art podemos mencionar su relación con las instituciones y el mercado, del ciberfeminismo podríamos hacer referencia a la desilusión por apenas poder introducir sus debates en foros no específicos, más allá de los grupos feministas y artísticos.
En ambos casos se trataría de que su infiltración en los estamentos de legitimación pública no haya logrado modificar a estos estamentos y, en muchos casos, ni siquiera hayan logrado entrar. Esta dificultad limitaría la eficacia de muchas acciones feministas sobre las redes y la tecnología y de cualquier otra lucha política cuyo objeto es promover cambios en la sociedad.
1 comentario:
Feminismo o ciberfeminismo no pueden estar reñidos con la palabra; ese anti-logo-centrismo me parece suicida.
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